Preñes de soles en
el camino de las vías.
Donde la hija de la montaña
es arrecife sostén de vagones
transportando frutos del
interior de la patria,
encaminándose al mar.
Aquí, a un costado, descoció
los balastros y la
dureza de esta tierra.
Tonada a Doña Rosalía.
A mano de pico y pico
desojó la ironía de
la luna huertera.
De tanto en tanto unos mates.
De tanto en tanto le
azotaron los rayos .
Así fue madurando el espacio.
Que ayer fue eco del pedregal
hoy es un terrón verde.
Ayer fue duro guijarro,
hoy es verde huerto.
De las jaurías de sueños ajenos
besó el amargo ajenjo.
Trago pa´ dentro y continuó
así de ancha y alta es su espalda.
Doña Rosalía es laboriosa
con manos llenas de cordilleras de sueños.
Ella sabe esperar en la espera
que ya se vuelve altanera.
Sus esponjosos rulos
se exponen al sol.
Sus ojos arrullan
el surco consumado.