Mirando al cielo, vi una nube blanca,
y creí que me hablaba
y me decía, mírame pues en mí están sus ojos ahora,
sentí miedo, y no creí en sus palabras
pero pensé un momento y decidí mirarla,
y no era ella sino tú quien me hablabas
me querías decir muchas cosas,
que de noche me extrañabas
que en tus recuerdos y sueños aún me guardabas...
no te dio tiempo a terminar de hablarme
por mi miedo de niña solitaria
ni yo pude decir palabra
pues el viento de mí te separaba,
quise correr tras de ti
pero tú más y más te alejabas
y llorando volví a mi casa
aunque aún tenía esperanza...
¡Quizá algún día volverá a pasar esa nube por mi ventana,
y entonces no dudaré y me sumergiré en ese blanco inmenso,
y jamás volveré a sentir el frío ni el miedo
de ser una niña solitaria, porque estaré contigo
y tú serás mi fuerza, mi amor, mi sosiego!
y no volveré a decir: ¡Tengo miedo!