Con tantas personas
que habitan el mundo,
tanta hambre esparcida
en ese estómago vacío,
donde las tripas suenan,
tal vez
con su melancolía
la más triste canción
y de fondo una batería
que se puede escuchar
por este tiempo,
por estos días
nos suele llegar.
Y escupimos el suelo
sin mirar arriba,
cuando el sol
y la naturaleza,
en su llamado,
junto a mi pecho
crea un dolor
que me atraviesa
y es lo único que tengo
como vestido de lujo
para salir
con los sueños rotos
como lo tiene el más simple
y huérfano de todo.
Con tantas personas
que habitan el mundo
y sólo tu figura
me da nausea al mirarte
y ver cómo te llenas
el alma vociferando
que tu doctrina es la buena.
¿Dónde estás conciencia?
¿Por qué tan distraída?...
Es que por casualidad con
los niños desnutridos
tú no sientes pena.