¡Buenas nuevas!
Ya no canto para tí.
Ahora mi canto es un rumor de olas
que se apaga en la rivera de mi playa desierta.
¡Buenas nuevas!
Ya no busco tu rostro a cada paso.
Ahora camino ciego a colores y risas,
ciego al verde de la uva.
¡Buenas nuevas!
Ya mi copa no levanto
a celebrar tu amor.
Agrio el vino languidece en sus vapores.
Y solo como me dejaste,
en este silencio lunar,
no hago más que esperar cada día
las buenas nuevas.
¡Buenas nuevas!
He encontrado la forma de olvidarte:
ya no regaré mi alma con tus recuerdos;
dejaré que reseca muera de sed.