los espejos volaron conicos y raudos
como una flecha
estrellada en axiomas
las ventiscas iluminaron el camino del valle
y los sueños migraron en tu vuelo
y tus alas recrudecieron el aleteo
en el cielo de los juegos
de aquellos niños
que miran a los ojos
las almas de quienes los contemplan
los ríos
enseñan
como los arlequines
que brillaron tu mirada
en esos soles de ultramar
los puentes
conectaron distancias
y sembraron caminos
que florecen en tulipanes
los huracanes corrieron
por el pantano
revoleando lodo sobre el anochecer
los volcanes poluleantes
eruptaron al despertar
y vomitaron desde sus adentros
las pasiones envueltas en la lava
para dar a luz
los vientos soplaron la noticia
a todo el mundo circundante
para avisar el dia del parto
en el que desde el vientre
en su nucleo magmanico
nacia al mundo exterior
aquel dios cultivado
desde sus adentros
el hijo de la tierra
que llego erupcionando
aquello a lo cual vino a hacer emocionar
contorcionando y entumeciendo
las huellas del pasado hostil
el vino a salvarnos
llenando de luz divina
aquel insensibilizado mundo atroz
que ocultaba los soles de su vista
tan pronto como nacio
desenterró de los mares
aquellos soles perdidos
que estaban inundados
en medio del oceano
vagando en la nada azul
el hijo de la tierra
hizo brillar de magia
todo lo que veia
y cuando a su madre
embellecio
marcho a regar de luz y amor
todo el universo
que encontró
amante del amor
amado desde todos los soles
quiso volver al vientre de donde nacio
para descansar
y volver a nacer
en la proxima erupcion
cuando ya todos necesiten
verlo jugar
como un niño
al que pronto volvera a ser
tras nacer
como el quiso,
de la misma madre
con el mismo calor
y el mismo dulzor.