Entre bebidas el espíritu se marea.
Se atragantan las neurónas, no piensan.
Las culpas son gentío en espera
aunque sin duda los músculos se contraigan.
esperan postentosos trabajar en conjunto
dependiendo la bebida que se haya ingerido.
Así lentamente se abren guarnecidos
los zípers delanteros y traseros.
Entre bebidas sus gritos se cortan.
Ya postrados, inmovilizados entre ellos mismos
sus ombligos se trocan sin oxígeno
batallando para ser libres en otro inicio.
Ya están agotados con sus alas despeinadas.
Quieren dormir lo que ayer no durmieron
y planear, otra vez una excusa.
Se desmayan, sonríen, no despiertan