Leonor Cuevas Martín

Lo grande de la escasez

Cuando todo se posee,

¡qué difícil valorar!,

cuando todo se ha perdido

y hay que volver a empezar

partiendo desde la nada,

sin tener a dónde mirar,

donde albergar esperanzas

de volver a mejorar,

debe ser enloquecedor,

más si nunca se aprendió

a valorar lo pequeño,

y a buscar en cada cosa

la esencia más valorada

que incluso sin tener nada

da la fuerza suficiente

para vivir felizmente

con lo básico sin más.

 

Cuán ricos somos ahora

incluso, hasta los pobres,

cuántas veces nuestras sobras

fueron manjares de nobles.

¡Cuánto malgasto y derroche!

sin ni siquiera encontrar

en tanto lujo y consumo

algo de Felicidad.

 

¿Alguien se paró a pensar,

si el mundo volviera atrás,

si de todo lo que tenemos

tuviéramos que prescindir,

y si al trabajo más duro

tuviéramos que aplaudir?

 

 ¿Realmente nuestra mente,

se preparó alguna vez

para hacer frente a posibles,

no tan lejanas quizás

situaciones que hubo antaño,

que no serían novedad,

en que un país floreciente

con un enorme poder,

 de un día para otro cae

por no saber escoger,

entre vivir a lo grande

o simplemente vivir bien,

 entre gastar lo que no se tiene

o reservar para mañana, ayer?.

 

Hemos aprendido mal,

con pájaros en la cabeza

a disfrutar de lo ajeno

porque ni la casa es nuestra,

a gastar y malgastar

y a criticar a ahorradores,

o simplemente a personas

que con buen juicio y acorde

a sus propias circunstancias

consumen lo necesario

y hacen que de lo poco sobre,

siendo suficiente esto

para ser ricos entre los pobres,

aquellos de los que antaño,

fueron pobres entre los pobres.