No sé qué sucedió contigo
ni dónde es que te escondes,
si sigues impregnado en mi piel
como inefable castigo,
o si estás rodeando de flores
un anhelado amanecer.
Si estás entre el aroma
que destila mi rio de pasión...
o fuiste el esperma perdido
que no se quiso en mi guarecer.
Yo le quise dar vida entre esa palabra
que uno a veces descuida
y lo que uno calla por pudor,
pero rodó por mis piernas
sin que supiera que no fue lo mejor.
Quise ilusamente convertir
la nieve de mis sueños
y ante tanta ternura
se pudiera adherir de nuevo
en escarlata de fuego.
Pero me dijiste que para amarme
había que esperar para luego.
Como si el amor
fuera un sentimiento
echo pólvora al albedrío.
Un antojo equivocado
que queda en nuestras mentes
confundido y enojado.
Una pasión hecha polvo
que desaparece en el aire.
Que el amor es viento mojado
que prevalece en un interior
seco de caricias que no hablaron
y menos ni florece.
No sé qué sucederá en la noche
de tus presagios con el tiempo
y me veas llegar
en ese silencio postergado
y apagado que no quiere
descubrirte que no quieres tener,
porque no necesita
de una presencia,
al recordar tanto a otra mujer.
No tengo más palabras...
Porque entre mis húmedos dedos
que si saben lo que es la esencia
empiezo a percibir poco a poco
se me va borrando tu presencia.