(I)
El alma... se detiene silenciosa
en raudo y oscuro pensamiento,
sueña y reza... en frases lapidarias
extraña y lánguida... se recrea
de letra sublimada... palidece,
es el alba compungida de la rosa,
herida de lisonja... se entretiene,
y viene a morir... inerte y viva...
en valles lacerados de miseria,
huida de lamento... se aglutina,
en su lúgubre celda... compungida,
herida de trabajo... se adormece...
en campos bendecidos... por la brisa.
(II)
Es el alma...
el ultimo refugio de los sueños,
en alta y sosegada espada
se lacera...
en nube diamantina... se entretiene,
descendiendo rauda
y tristemente incandescente,
al valle compungido...
de la sombra,
en sus úlltimas estancias
se recrea...
herida... y huida se abandona,
y viene a morir... entristecida,
en el valle humedecido
que la nombra,
empedernida...
en mil batallas bendecidas
de triste... y homérica lisonja.
(III)
El alma...
se desploma entristecida,
mas... de los dones del espíritu
se enaltece en su embeleso,
y viene... a morir humedecida,
del bosque diamantino...
a los infiernos,
desbroza...
el campo de la muerte,
de incauto...
y felino miramiento,
hiriendo...
al beso que la incita
en triste...
y raudo pensamiento.
AUTOR. JOSÉ A. PANIAGUA MARTÍNEZ.