No es extraño mirarte tan prendido
al columpio…muaré de caracolas:
el vaivén del amor en barcarolas
que tan mágico al pecho se ha prendido.
Ni siquiera te ganan las corrientes
de palomas que pasan por tu lado
en biquinis, joviales y sonrientes.
¡Aseguro que estés en mi costado
me lo dicen tus ojos refulgentes
al saber que te quiero demasiado!
¡Pues todo mi dorado
se condensa en la púrpura lunar
con las mismas pasiones de tu mar!