Miradas de fuego, de esas que acaloran.
Penetrantes, provocativas, cautivadoras.
Culpables de el pulso acelerar.
Dispuestas a tu atención robar.
Paralizan tus pensamientos, debilitan tu orgullo.
Te hablan en murmullo.
Despiertan la lujuria.
Apaciguan la furia.
¿Cúal es el secreto de toda mujer?
Miradas de fuego.