Había olvidado sujetar,
el día donde yo te guarde,
tú, en la resistencia de tus labios,
yo, sabiendo utilizar los últimos recursos.
Había podido desechar,
tu piel de años,
tus vestiduras rasgadas,
tan solo porque el tiempo te alcanzo.
Había sido tu fin de semana descubierto,
si no hubieras sido ocupada,
y tu ultimo obsequio fue domesticar tu existencia.
Había podido ser tu espina,
Tú, para el dolor,
Yo, para consumirte,
en toda tu llanura visible,
de la que quise apoderar.
Humberto Velasquez