Si pudiera ponerle un nombre,
diría que es la paz que me transmite estar contigo.
Diría, que tal vez es el silencio de nuestras miradas al reconocerse.
Diría que es el brillo en tu rostro cuando hablas de tus pasiones.
Diría que es el verso inesperado que me regalas,
o el pensamiento con el que se inicia el día...
O quizás, si tuviera que ponerle un nombre,
entonces, le pondría el tuyo.