El amaba a su esposa con locura,
sacrificó muchas cosas en su vida
tales como gustos y cosas que apreciaba
por hacerla feliz.
Pero un día inesperado
leyendo los mensajes del correo electrónico de su mujer,
descubrió que tenia un amante.
Decidió espiarla y observarla un tiempo.
Un día paseando por el parque más cercano
la observó besando a su amante
y sintió como si una navaja la cortara el alma.
Un fuego de celos ardía en su mundo interior,
se secaron todos loa árboles y flores de su jardín íntimo,
los pétalos y hojas marchitas cayeron
y tapizaron el suelo del jardín con hojas secas.
Los árboles se quedaron desnudos
y las flores marchitas murieron.
Sentía un profundo dolor,
se acostó con la cara empapada
por una lluvia de lágrimas abundantes,
empapó las almohadas y sábanas,
no lograba conciliar el sueño,
notaba como si los cuchillos le clavasen el alma.
Se levantó con un tremendo malestar
y escribió un correo electrónico a su mujer:
¿ Por qué me has engañado?
¿ Acaso merezco tan vil desprecio,
después de todo lo que te he dado?