Nuestro romance,
colorido era.
Nada tenía que envidiar
a la primavera.
Fue multicolor ¡Claro que sí!
como un arco iris
abrazando a un colibrí
con sus bellos matices,
un amor, un gran amor
de esos que no dejan cicatrices
al decir adiós.
.
Vestí de gala mi sonrisa,
le di mi alma desnuda
como lluvia que salpica
repartiendo frescura.
¡Amor sin dudas!
tal vez con ciertos temores
nos amamos con todos los honores,
pero ahora en silencio
nos llegó la despedida,
Así es la vida…
Así es la vida.
.
Experiencias amorosas
tenemos todos,
pero hay algunas
que dejan en el alma
huellas profundas,
esas que sin tiempo
ni distancia, perduran.
¡Ay! como llevo cada instante
grabado ese romance
en mi mente,
un amor de siempre
que en pleno florecer,
dejó de ser…
Dejó de ser.
.
Cada mañana era mi sol,
en las noches, destellos de luna
que embriagaba cuerpo y alma
con la magia de su dulzura,
fuimos gotas de lluvia
sedientas de tierra seca
y construimos con letras
cada risa, cada pena
dejando en hojas dispersas
los más bellos poemas.
Ya no está ese sol,
ya no brilla, la luna tampoco
porque llegó el adiós
entre nosotros.
.
Decirle adiós
fue un amargo trago,
fue de ambos la decisión
para demostrar que nos amamos.
Despedirnos fue tan extraño
porque dejamos el amor vivo
en nuestras almas cautivo
para no hacernos daño
.
Adiós amor de siempre
Adiós amor lejano
te dejo mi rostro sonriente
y mi corazón destrozado.
Adiós amor sincero,
adiós amor soñado
aún recuerdo tus cabellos
por lágrimas bañado.
Adiós amor bonito
amor de nosotros dos
me despido con este escrito…
Adiós amor, adiós.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela