Es tu boca un remanso de placer
me emborrachan las vides de tus labios.
Es tu frente una nave silenciosa
donde navego cada nueva aurora.
Son tus manos las caricias venturosas,
la vida, la siembra codiciosa, el sol
deseado tantas veces en mi frío padecer.
Tú eres luz amanecida en mi desierto
y tus raíces entierran mi condena
regalándole frutos a mi boca.
Matilde Maisonnave
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