Hoy descubrieron
la tristeza,
que tanto intente ocultar,
no la descubrieron
por el tono de mi voz,
por mis cejas mal arqueadas
o por el brillo de mis ojos.
Hoy la descubrieron...
y yo que pensaba
que mis emociones
jamás me volverían a sorprender,
la descubrieron,
por culpa de mi piel
al escuchar una canción,
que un día
tu dijiste que era tan mía
como tus labios en mi piel.
Se puso tan arrozuda
y tan fría
que no pudo ocultar
aquellas palabras,
aquellos besos
y tantas caricias...
Hoy, los bellos de mi brazo izquierdo
contaron todos nuestros momentos
y el frió del brazo derecho
dejo escapar un pedazo
del alma mía
para que así,
pudiera yo abandonar
un poco esa temperatura,
que me iba rompiendo
despiadadamente.
Hoy, mi piel
tan arrozuda y tan fría,
pudo por fin
describir el estado
en el que dejaron
el corazón mío.