Regresó la lluvia y con ella la alegría
y los juegos bajo el agua
y el lodo mágico que pone pesados los zapatos.
Regresó la lluvia y con ella la algarabía.
Las coquetas carreras que juegan a huir
mientras se disfruta en éxtasis el cuerpo mojado.
Regresó la lluvia y con ella el verde de las praderas,
de los frutos que se hacen carnosos
mientras perfuman y adornan los huertos
los montes y caminos.
Regresó la lluvia y con ella el azadón, el surco y la semilla
en la mano prodigiosa que aún ama la tierra.
Y la cosecha y los pájaros de colores
que se roban los primeros frutos
Regresó la lluvia y los muchachos como antaño
La viven con placer.
Sus voces y silbidos
evocan quebradas zigzagueantes
que atraviesan montañas balsámicas
vestidas de hojas de matices distintos,
balancines de gotas bailarinas y arcoíris.
El fuego del verano mató los heroicos retoños
que sobrevivían en mi jardín.
La lluvia aniquiló las ramas débiles.
Los negros troncos empapados se yerguen cual crucificados
sobre el campo naciente.