Que la vorágine evite arrastrar
el amor que juntos hemos vivido,
que el cariño que creemos dormido
con el tiempo se vuelva a despertar.
Es injusto perecer, no nacido
completo el sentimiento que soñado
de nuestras vidas se ha posesionado,
sin completar aún lo requerido.
No dejemos pues morir lo que en sueños
cultivamos; formando lentamente
las ilusiones que al final, la gente
de nosotros, ¡los mismos no son dueños!
Por: Alejandro O. de León Soto
Tijuana, BCN. MÉXICO, Mayo 12/16