Cuando la mirada
se pierde tras el ocaso,
no digas nada es que añoro
estar entre tus brazos.
Cuando el río
se precipite sobre la tierra
no hables y calla,
que es mucho el amor
que en mí se encierra.
Cuando veas la mirada
que te busca
aunque esté nublada
no te asombres,
que haya una lágrima
por ti derramada.
Y si con tus labios
la puedes recoger,
no digas nada y calla,
¡ y vuélveme a querer!