Sentado en un rincón escuchando al viento.
Como ave en otoño observando el tiempo, mirando aquellos ojos negros, que son luz y tormento,
Observando tu sonrisa que destruye el alma,
Que tal vez suena a te quiero,
sintiendo aquellas manos que no encuentran nada, pues no cuentan mas de cero.
Aún dibujo el nombre de tus canales negros,
de tu fuego ardiente aquí en mis dedos, aun percibo aquel aroma, de tu agua fría en el calor de miedo.
Pero continuo aquí sentado solo oyendo al viento.
Esperando quizás el perdón de quien salio de mi, entre rosas y espinas o balas y heridas.
Amo quizás el dolor y espanto del negro tren que se avecina, o quiero tal vez la cima de la montaña oscura de mi futura vida.
Cantando mi canción al viento en esta esquina.
Solo.
Vivo con la luz de tus ojos, cuando la paz falsa se adueña con sus mentiras, vivo otra vez cambiando el olor de las rosas y el dolor inmundo y nauseabundo.
Vivo cortando las malezas, esas que dañan y esperan en la intimidad que pronto se vayan.
Sentado sin hacer nada,
Solo.
Esperando al viento, mirando al sol que de lejos me calienta.
Perdiendo amor.
Entregando eso poco que me queda.