Evonth

Caracoles en los dedos

Este año se cumplen veintisiete años desde aquel suceso sorprendente, cuando las aguas trajeron desde los océanos hasta San Fernando un cuerpo dormido. Por increíble que pareciese y lo escéptico que se fuera, nadie había llegado a otra conclusión: era una cría de sirena. Tenía aspecto de una niña pequeñita de nariz redondeada y gesto relajado. Sabe Dios qué corrientes la arrastrarían tan lejos de donde dormía para traerla con el pelo lleno de algas, arena y coral y la piel escamosa así de fría. Las mujeres de los pescadores la cuidaron durante unos meses y pronto la criatura pudo volver a su mar.

Hace veinte años surgió de la mar una dama con una trenza de cangrejos, ojos de ámbar y caracoles en los dedos pero, como a las algas, volvió a llevársela la corriente.

Cada día vuelven a la mar los marineros para pescar, para encontrar el sustento de sus familias, para construirse una imagen frente a sus amigos…

Ninguno. Ninguno admitirá jamás que pescan con la esperanza de encontrarla y desaparecer con ella en la espuma.