Te prometí adorarte en momentos buenos,
y te juré quererte en momentos duros.
Frente al altar promesas y anillos fueron
los que la luz nos dieron para esos tiempos
en que cubriera el día ratos oscuros.
Si decidieras irte como amenazas,
levantaría mi frente mostrando orgullo
y te daría la cara mientras te marchas.
Escondería mi llanto tras la ventana
y juraría llorando ser solo tuyo.
Pero te quiero tanto mi bella dama
que no podré vivir si no estás conmigo
te buscaré en los valles, en las montañas,
en las ciudades grandes, en las medianas
hasta lograr hallarte y estar contigo.
Y volveré a encontrarte al pasar los años
con tu sonrisa alegre y tu frente mustia.
En tu cabello blanco pondré mis manos
y hasta querré besar tus delgados labios
y acabará por siempre mi larga angustia.
Y volverá el amor silenciosamente
como nos vio y nos tuvo desde el comienzo,
me llenaré de vida con solo verte,
te entregaré los besos que tuve siempre
y los guardé en mis labios con fuego intenso.
Mas para ser sincero mi reina hermosa,
no dejaré que cumplas con tu amenaza,
te pintaré caricias una tras otra
y me darás los besos que hay en tu boca
para que estás conmigo feliz en casa.