Mis labios de sal se quiebran con el viento,
conservan aún en su memoria la humedad
de tus besos, besos perdidos, besos consumidos
por bocas sedientas y ávidas,
besos que se volvieron mezquinos
hasta que ya no quedo ninguno.
Labios que se desvanecen en un desierto hostil,
que sufren la ausencia de los besos perdidos,
labios alejados de la caricia del beso
que pareciera nunca haber existido.
En mi boca se fueron perdiendo las palabras,
aquellas palabras que convertidas en conjuro
se deslizaban cálidas como un suspiro
hasta que tu corazón se unía al mío,
haciendo que tu boca y mi boca
asistieran al nacimiento de un beso.
Ahora mis labios mustios solo conservan la memoria
de los besos perdidos
y se maldicen esperando volver a sentir un día
el sabor salado de tus labios sobre los míos
y la humedad de los besos que perdimos.