Efímeros los siglos,
porque a la Tierra se le hacen suspiros.
Efímera la lluvia,
pues el Verano aquí acaba con ella.
Efímeras las hojas,
porque las caducará el vil otoño.
Efímeros los sueños,
pues el nuevo despertar los arranca.
Efímeras las nubes,
porque el viento las soplará intranquilo.
Efímeros los golpes,
porque el dolor nos llega por entregas.
Efímeros los versos,
pues terminan sin apurar el folio.
Efímero mi tiempo,
pues vuela oteando tu tez blanca.
Efímera la vida,
porque huye desenfrenada:
puedo sentir las tiradas
acercando las fichas a la muerte,
alejándolas más de la salida.