Este es el esplendor de los jazmines
la lumbre en la ranchada de los pescadores
en este crepúsculo que tal vez sea el único
que por si acaso sea el fulgor del ocaso naranja
Y las cabelleras de sauces se liberen brillando
Y el polvo mojado haga niebla en enero ardiente
entonces, solo entonces las lágrimas serán perlas
Y en la cascada de las sonrisas la carne estará presta
Esta es la fiebre que no enferma
porque también es la piel del deseo,
la paz de las copas que ya entregaron el vino
que arreglaron el lecho de los dioses
en este crepúsculo que tal vez sea distinto
se agigantan las yemas buscando gemelas
posando en la seda virgen cerca del rio
cerca de ti y de la fecundación de tu vientre
respirando la humedad de tus frutos
en las enredaderas encendidas que germinan
que hacen más azul el cielo de los estuarios
Desfalleciendo en la volcánica ladera
donde solo hay techo para dos y un solo suspiro.
Carlos Brid
Argentina
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