juan sarmiento buelvas

TIERRA QUE MUERES DE PIE.

 

 

  

Fuiste Tierra labrantía que albergó trigos con gritos de alegría.

 

Tierra que entregó un corazón profundo y sin hipocresía colmado de sucesos llenos de amor y libertad.



Tierra que le sobraron razones para degustar el sabor de su cosecha.

 

Tierra que no supo de fruta prohibida.

 

Tierra que de los suyos fue ilusión en primavera.

 

Tierra que en tiempos de cosecha albergó Sarmientos
colmados de uvas para el vino de la fertilidad.

 

Hoy. . .

Tierra seca y árida como vientre marchito en el olvido.


Tierra que mugió lágrimas como el trueno que no retumbó.

 

Tierra que siendo barro seco del potrero desearía perderse en el lodo de la escorrentía

para mitigar los estertores de su sed de olvido

antes de llegar sin esperanzas al anochecer.

 

Tierra que hoy no alcanza a superar la rabia de una sequía que solo dejó

espinos secos en el polvo de la desolación.

 

Tierra que hoy sucumbe al veneno de la soledad.

 

Tierra de nadie marchita por la lluvia de los años
convertida en polvo del desierto pisoteada por los camellos del olvido.


Tierra invalida y envejecida a punto de perder su última cosecha.


Esa tierra:

Tierra de la que ya no tengo

ni el polvo del camino