No conoció mujer
que a ella se pareciera;
mirada que irradiara
de aquellos cielos la calma,
y las brumas del invierno
en susurros relataran
el secreto de virtudes
concebidas como encanto
de la varita de un mago.
No conoció mujer
con mirada interrogante
de montañas y de mares,
curiosa de cosas nuevas,
esperando las promesas
que le formula la vida,
como deseando las aguas
serenas del manantial
para poderlas beber.
Ya no busca.
En las montañas estuvo,
también en el ancho mar,
a los cielos consultó,
le preguntó a las brumas
los secretos.
Pobre joven inocente
no conoció mujer
como una noche soñó