Espejos de la vida. Soneto
Las aves sobrevuelan para darme
alegres el candor de su inocencia,
tan puros me regalan bella esencia
trinares que jamás podrán cansarme.
Espejos de la vida para amarme
con su maravillosa trascendencia,
belleza de fermosa transparencia,
gorjeos que no habrán de abandonarme.
Dorada la oropéndola en el viento
subyuga con su canto y con su nido
y ostenta con donaire sus colores.
Así como el zorzal es bienvenido
en tierra de gigantes tricolores,
que brindan del oxígeno su aliento.
Matilde Maisonnave