Tus azules ojos irradian la luz que veo al final del túnel,
Tu púrpura corazón con su fuerte palpitar me da la fortaleza,
Tus suaves manos acarician mi alma y me transmiten calidez,
Tus labios rojos enmarcan las bellas palabras que son bálsamo para mi alma,
Tu dorada cabellera es el nido donde me refugio en momentos de tristeza,
Tu cuerpo, tu esencia, todo tu ser habita en mi y tus suaves alas me abrazan tan fuerte que me dan la seguridad de no caer y me liberan del temor de expandir también las mías y echarme a volar...
Gracias mi monita querida, mi Ángel guardián, mi compañera de buenos, regulares y malos momentos; tu me has enseñado tanto en tan poco tiempo que me siento afortunado de tener tu atención.