El cabro es un animal bueno,
no es para nada fruto maldito,
de un árbol solitario en el desierto,
pero este cabro tenia cabeza de demonio,
y que importa la apariencia,
pero es que sus entrañas eran de fuego violento,
sádico, mentiroso y mediocre,
Al vino añejo le van bien los años,
pero a este cabro viejo,
lo hicieron más malo,
mentiroso y embustero.
Yo lo conocí en una noche,
en que más bien parecía,
blanca oveja,
pero basto un tiempo,
para que el tufo de su alma contaminara el ambiente,
se murieron las flores alrededor,
los árboles anaranjados gimieron de dolor,
mi alma se lleno de sabiduría,
escudos y espadas,
y hoy el cabro,
es solo un marchito recuerdo,
que se desvaneció en el tiempo.