Tienes mi corazón y mi alma, toda mi vida entera
En la palma de tus manos bellas, mi diosa eterna.
Ante la embriagante imagen de tu divina presencia,
Me abandonan la cordura y la razón, pierdo la calma
Olvidando hasta quien soy yo, y quien me acompaña.
Pasa el tiempo sin que lo note, cuando me miras,
Ríes divertida y alegre, al notar que estoy sufriendo
Invitándome a volar contigo, me insinúas un beso
No tienes compasión de mi, ni de mis sentimientos.
Cuando finalmente logro unir mis labios a los tuyos tiernos,
Escapa mi alma al infinito en un suspiro eterno,
Siento en ese preciso momento que soy el dueño
Amo y señor del mundo entero, y del firmamento...