Puse una flor en tu pelo para adornar tu semblante,
en tus labios fulminantes coloque el rojo de la rosa,
con delicadeza labre en tu vientre la mañana
y un vestido de diosa incline sobre tu cuerpo.
Grácil despertar de mi tonto sueño
cuando echaste estos adornos por la borda,
arrojaste el vestido al suelo,
quitaste de tus labios la pintura
que detenía la locura de tus besos,
irradio la pureza en tu mirada,
mi corazón palpito de ternura,
soltaste tu pelo al viento
y la flor se llevo tu aroma,
contemple tu alma desnuda,
perfecta y cálida hermosura,
es la sinceridad que se asoma.