Nací entre olivos y jaras
una mañana de agosto.
Madrugé en mi primer día,
primero entre muchos otros.
Desde apañar aceitunas,
higos, piedras o carbón,
hasta rodar por los cerros,
si daba algún resbalón.
Desde la escuela hasta el campo
entre letras y olivares
se desarrolló mi vida;
de mi historia forma parte.
Conocí esa realidad
y la palpé desde niña,
cada juguete comprado
lo traducía en olivas.
Cuántos kilos vale este,
cuántos otros, aquel libro
así aprendí el valor
del lápiz con el que escribo.
Nunca se valora algo
si sudor no te costó
cuando el trabajo es de otros
todo cambia de valor.
La vida no es todo risas
pues tiene tiempos amargos,
el pan no brota del aire
y es muy bueno recordarlo.
Mientras más tarde lo aprendas
más sufrirás de mayor
el tiempo te dará cuenta
si viviste en un error.
La ignorancia es atrevida
mejor gastar y vivir
que para el día de mañana
quién sabe si estaré aquí.
Ay, de ti si es lo que piensas
y si mañana, sí estás
igual por alguna esquina
pidiendo te encontrarás.