Quiero llegar a tu boca
y hendir tu cuerpo con la semilla
de mis besos,
arrebatarte y reducir
tu corazón con mis manos
hasta convertirlo
en un grano puro.
Pura eres, eres pura.
Toda tu piel se acerca
a la vida y caen tus pies
en la tierra y crece de nuevo
las flores doradas como luciérnagas
de trigo.
Tu pecho reducido
me estremece la boca
y entre mis dedos te quiero
deslizada como un río dorado.
Incluso en los confines
de mi tierra hay una cordillera
esperando por ti, por tus besos.
Y de tu cuerpo
voy arriar tu vestido con
luces de estrellas y alzaré
tus manos de luna nueva
y la noche será de los dos
y volveremos cantando:
como dos silencios de tierra.