Samuel Santana

El rostro de la patria

Si miras a los ojos de un anciano,

veras el abandono y

sufrimiento de mi pueblo.

Ellos traen a cuestas el llanto y

la angustia del hogar sin pan,

del campesino sin tierra,

del pensador apresado,

del artista fusilado,

del pobre desvalido,

de los universitarios atropellados,

del joven sin trabajo y

del obrero explotado.

 

Si miras los ojos de un anciano,

veras un pueblo en muladar.

Ellos son las calles polvorientas,

el camino horadado por tanques y botas,

los ranchos destartalados,

los ríos sin agua,

los hospitales mugrosos,

los hijos sin escuela,

el monte sin árbol,

el maestro sin salario,

el médico sin inspiración y

la madre desesperada.

 

Si miras a ojos de un anciano,

veras un pueblo triste y desfallecido.

Estos ojos,

la mas de las veces ingenuos

( por las ansias de una luz al final),

están saturados de voces resonantes,

hechas de escarnios, de mentiras

y de engaños.

Ellos son la frase desesperada,

atravesada por el último

 relámpago del indolente.

 

Los ojos de un anciano

son  patria encadenada

en manos de un bufón

que trastrueca sueños,

esperanza y anhelos;

llevándose en sombrero el tesoro y

dejando que rodemos como piedras hasta

el  abismo negro.

 

Los ojos de un anciano hablan por la patria;

ellos son dolor y grito angustiante.