Escribo para ti y para mí,
para gente sencilla
cuya única pretensión es vivir.
Pero vivir no significa levantarme hoy.
Morder el día y escupir la tarde.
Ni sentirnos sofocados
por los minutos que caen a plomo
sobre la espalda.
Vivir, amar, reír, sentir;
debieran ser sinónimos todos.
Porque en la simpleza de vivir
los cielos amanecen azules,
las flores desbordan colores
y todos los cantos del cenzontle
son diferentes
Porque en el vivir
el sentido de pertenencia
no aplica.
Porque tu risa no es mía,
ni mi corazón te pertenece.
Porque la gente sencilla
comparte risas, corazón
y alma.
Que dolorosamente difícil
debe resultar vivir, pero vivir
desde el amanecer hasta el ocaso.
De emplear los sentidos
para mirar, no ver,
para escuchar, no oír.
Con toda esta carga a cuestas
prefiero esconderme detrás de tu sonrisa
y sentirme protegido cuando me besas,
Perderme en tu mirada
y robarte en el beso
la seguridad de que me amas.
Por eso, escribo para ti y para mí
para gente sencilla
cuya única pretensión es vivir.