Es primavera en mi bosque otoñal
alfombrado de hojas cobrizas
hace tan poco verdes y lozanas
y ahora matizadas y quebradizas
testimoniando su postrera sabiduría.
Es la mañana en mi atardecer
tranquilo y descansado, y sin embargo
el canto de las aves no ha cesado
ni callado las cigarras
su excitada algarabía.
Vendrá la noche de esperanza llena
con su redonda luna tan blanca
llenando de voces y llamadas
las agitadas sombras y laderas
de las enceladas espesuras.
Me marcharé al amanecer
cuando el brillante rocío destile
las últimas gotas temblorosas
por las lanceadas hojas
de húmeda claridad transfiguradas.
Detrás quedarán vanidades rotas
evaporándose como humo
de hogueras de noches ilusionadas
de rescoldos apasionados que agonizan
como pasadas glorias ya olvidadas.
Lugama
Valencia a 19-4-16