Tengo la demencia del amante,
El corazón valiente del que amó...
Tengo las viseras cobardes,
Y la mirada perdida en el dolor.
Ay de mi,
Dolido por la distancia que propones,
Ahogado en el hoyuelo de tu habitación;
Atormentado por las noches por las sombras,
Por las caricias frias de las sábanas de alcohol.
Ay de mi,
Que te espero con la paciencia de un chiquillo,
Y las ganas de provarte con pasion...
Pues tengo la inocencia del pendejo,
Y el sentimiento terco del adulto sin amor.