No sé desde que tierras benditas has venido caminando,
ni que hierbas te han besado los blancos pies...
Pero te veo pasar frente a los rosales de mi morada
y todo se me olvida.
Y no soy capaz de pronunciar nada.
Sé que quería decirte algo
y escuchar tu voz trinar...
Pero se me han ido las palabras.