La tristeza que envuelve el peregrinar de los mortales,
Es el ruido del vaivén de la carreta de la vida.
Son amargas experiencias en el campo de los años,
pasado sombrio, presente inerte y futuro azaroso.
Me desconcierta el temor a lo disfrazado,
Me abruma la perenne y fría pobreza.
Palpita con debil fuerza el corazón ,
Al saber de la inmensa mendiguez.
Pero en el maltrecho mundo en que vivimos,
Existen dos clases de personas,
Los que se divierten con risas infundadas,
Y otros que somos.......solo NADA.
No olvidemos, para que esto sea Mundo,
Debe de haber opulentos y escasos,
Qué tristezas que todos fueran ricos,
NO HUBIERA DISFRACES DE PAYASOS.