Te seguirán arrullando mis íntimos mimos,
Y tus parpados sentirán aún mis labios,
Si a la mañana siguiente sigues escribiendo
Lo que mis besos en tus trigales han dejado.
Cosecharé de tu tierra ternuras y sonrisas
Para embodegarlas todas en mi recuerdo
Y si me hicieran algún día falta sacarlas,
Y vivir pensándote si tú partieras primero.
Y soy por tanto la fresca agua que se postra,
A tu vientre para dar vida a tu semilla sagrada
Pasando por la verde sabia de tu tronco suave
Y seguir formando parte de tu espiga dorada.
Y estaremos unidos en el tiempo y espacio,
En el amor fundido en esa prueba innegable,
Donde mis gotas de amor en ti se anidaron
Tuyo el trigal de oro que surcaron mis manos.
Y tus ojitos de campo que desde lejos admiro,
Hoy se que descansan en un sabroso sueño,
Porque he visto en tus labios dibujar un esbozo
De una sonrisa dormida que cuida mi arrullo.
Porque en mis brazos dulce niña has confiado.
Porque tu canto en versos me ha emocionado
Porque la vida contigo parece un suave remanso
Porque mi sueño es tu sueño, que me has contado.
Porque también soñé con el arco iris mismo,
Que cual diadema en tus cabellos de oro,
en esta primavera mis ojos por ti se abrieron
Y supieron mis labios de tu tierra de fuego.
Yo no si me quiera tu corazón, si tu suelo mojo,
Yo no se si me ames como soy, porque en ti corro,
Yo no se si me ames algún día, y ser yo tu tesoro,
Y en ti ser río y lago, y tu mi mar, si de amor lloro.