Una oruga golosa
sin pensar en nada
come y destroza
las verdes ramas.
Como está cansada
duerme y reposa
y despierta ansiosa
más hambreada,
en las ramas frondosas
donde está ubicada.
Parece que adivinara
de forma curiosa
que será mariposa
el día de mañana
y volará airosa
elegante y vistosa
agitando sus alas
y vivirá pesarosa
ayunas largas.
Por eso se ufana
en su gula pecaminosa
como dieta forzosa
comiendo con ganas.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela