Caos
El altar de arcilla
púrpura como flores de azafrán
y níveo como la flor de azahar
con el techo abierto
y la luz serena y fantasmagórica
recorre los riachuelos sanguinolentos
de los cabritillos negros
y las vírgenes sacrificadas
con máscaras africanas
Caos
La bacanal
púrpura como el vino tinto
nívea como el vino blanco
con el sueño hipnótico
con el baile exótico
en torno al fuego eterno
las músicas
y sus cadencias
y sus carencias
y sonámbulos muertos
calaveras emperifolladas
en ataudes con incrustaciones
Caos
esta es la noche del caos
en la que se nos pierden los sentidos
en la que nada se siente
en la que nos lleva el sinsentido
de la hoguera
de las vestales
entre retales
de encajes
Las hadas de azufre
esta es la noche del caos.
Convirtamos la catedral en una
capilla ardiente
quemémosla hasta sus cimientos
negros y candentes
y que de un soplo se los lleve el viento
que borre la mente
las torres que buscaban rozar el cielo
ahora como todos, una vez muertas
hundidas en el suelo
entre llamas y fuego
entre gritos pletóricos
y sollozos de miedo
Soldados erguriros juntos por la libertad
y lanzaos a la batalla
porque el día de gloria ha llegado
ahorcadlos con las cadenas que os hicieron presos
y luchad.
Por la Democracia
por la República
Luchad
por la paz
y matad
Por la nueva Jerusalén
Sí, quememos el palacio
hundámoslo
que las santas tiemblen
que las fulanas tienten
y hagamos la bacanal
hagamos la marabunta
que se creía moribunda
y renace como un fénix
y salta súbita a su cénit
ardiendo con la aurora
sumiendo la orbe en las sombras
a los urbanitas en la lujuria
a la jurisprudencia en sus juramentos
Y a la corte
que la guillotina los corte
Y aunque haya tantos números
como estrellas en el cielo
nadie las cuenta
hay un terremoto
y la ciudad tiembla
como hecha de naipes
mientras el cielo se consume
y las montañas se hunden
mientras el sol explota
y el universo implosiona