¡Ay, el problema de Méjico
es que es muy grande y de El
Salvador que es muy pequeño,
se vende y todo lo OLVIDA!
...
¡Ay, Méjiquito ya no hablás castellano!
Ahora solo hablás «espanglés»
y nosotros no somos más americanos,
pero mientras el inglés sintetiza la palabra,
¡el castellano de los latinos la desata!
Y como tenés muchas telenovelas, radios
rancheras y chiles jalapeños; contento
a todo el mundo las exportás, pero a la
rica Latinoamérica suave
le cantás, le gruñís y la enamorás
con tus cantos y modas
hasta llenar el cántaro de una boda.
Los mejicanos no me quieren,
¡pero las mejicanas sí!
¡Ay, Mejiquito sos la tequila
que me emborracha
y la muerte que exhortás
en tus mariachis, baladas y coplas!
¡Oh, tus mujeres me vertís
como frijoles sofritos en una cacerola!
Negras, cheles, pechitas, gordas…
¡Oh, si fuesen charamuscas, me las comería todas
pero no lo son y, además, mucha azúcar engorda!
Así que ahora vierto mi vista a otras flores del Jardín...
Más abajo, al lado o arriba de mi América…
¡Ay, el Amor es mi patria y su pasión mi honra!
¡Su aroma es el reflejo de mi complacencia!
¡Ay, tantas nenas!
¡Tantas nenas ilústres en las quintas!
¡Tantas nenas! ¡Tanta complacencia!
¡Tantas nenas y ninfas en las esquinas!