Tu boca fue rocío del relieve,
muy tierno me dijiste la verdad;
hoy tu verso es cristal entre la nieve
que rueda hasta romper la claridad.
Me pides que la carga sobrelleve
por quedar de tu aljibe la mitad.
¿No veis que ya mi cuerpo ni se mueve
en esta escandalosa soledad?
¡Llévala tú…la jarra de sarmientos
y lluévele los días de tu antojo
con escarchas, sequías o con vientos!
¡Y todas las borrascas de mi enojo
sabré sobrellevar ya sin lamentos…
sin mirar tu mitad…ni de reojo!