SONETOS NOSTÁLGICOS
EN LA ORILLA DEL MAR
(José Gervacio Suárez García-venezolano)
I
Esta inmensidad del mar,
desvanece mis pesares;
y entre versos y cantares,
me dispongo a contemplar:
los peñascos cual lunares,
que me invitan a soñar;
a soñar y a disfrutar,
de las aves sus trinares,
de los vientos su poder,
de las olas su frescura.
Me recuerdan un querer,
que se esconde y no procura,
obsequiarme del placer,
de contemplar su hermosura!
II
El mar y el cielo se unen,
más allá en el horizonte.
La luna opaca se esconde,
mientras sus rayos se funden.
Los colores se confunden,
el viento silba en el monte.
En las olas danza un bote,
rayos de sol se difunden.
Que paz se siente en la playa,
en esta hora temprana.
Que mi suspiro se vaya,
fresco como la mañana,
hasta el lugar donde se halla,
la flor silvestre que me ama.
III
El jardín está muy lejos;
y no percibo su aroma.
Sólo un recuerdo se asoma,
de unos ojos picarescos.
Con su mirada me arroba,
me encandilan sus reflejos.
Brotan de mi alma unos dejos,
que un suspiro triste engloba.
Y a pesar de la distancia,
guarda mi alma una esperanza:
de sentir ya su fragancia,
que alimenta mi confianza;
de vivir en la constancia,
de alabanza en alabanza.
IV
Miren que día tan hermoso!
Nos invita a disfrutar.
Vale la pena soñar,
en plena paz y reposo.
La dicha plena de amar,
nos inunda en pleno gozo;
para sentirse dichoso,
inmenso como este mar.
Sucumbimos al embrujo;
y voló la fantasía;
y el corazón nos condujo,
a lejana cercanía,
del amor que me sedujo,
cual jardín que florecía.
V
Un jardín de bella vista,
me distrae el pensamiento.
Un lejano sentimiento,
en la distancia se avista.
Sufro de un leve tormento,
que en mi corazón se enquista:
cómo hacer con mi conquista!
Se desvanece en el viento!
Lucho con un imposible,
con un sueño irrealizable!
Yo, que me creía infalible,
muy seguro y muy confiable,
tengo una duda increíble!
Tengo un amor incurable!
VI
Dos luceros me vigilan,
en la inmensa oscuridad.
En mi triste soledad,
los veo cuando titilan.
No se si es mi vanidad;
pues parece que me miran;
en sus reflejos suspiran;
y les noto su ansiedad.
Parece que son tus ojos,
en la inmensa lejanía;
y me coloco de hinojos,
admirando tu osadía,
de cumplirme mis antojos,
al vivir mi fantasía!