Con ansias loca,
querìa que fuera ella
quien adornara mi humilde casa
y endulzara mi triste alma.
Pero le gustaba la vida alegre
entre bares y cantinas,
y se negò al decirme que no me amaba.
A buena hora lo dijo,
porque màs tarde iba yo a sufrir
como lo hacen sus amantes.
hoy mi humilde hogar
està adornado con rosas matices
y mis dìas son felices.
Gracias a su negado amor.