Si bien debo aceptar,
Sin reserva ni recelo:
Que tú me enseñaste a amar,
Los detalles me reservo.
Fueron momentos felices
Los que vivimos los dos,
Nos amamos con locura...
Y fue testigo solo Dios.
Fue secreta nuestra entrega,
Fue discreto nuestro amor,
No hubo testigos mortales;
Solamente Dios, tú y yo.
Nuestro amor fue pasajero
Pero lleno de pasión;
Lo vivimos por entero.
Amor bello y verdadero
Nacido del corazón.