Imagino un mundo donde no existan las palabras,
Ni aquellas quimeras, en dulces cuentos de hadas,
Te imagino en un mundo que cierra sus puertas,
Porque no han abierto los transeúntes...
Las ventanas de una damisela,
Que se encuentra dulcemente enamorada.
Las letras... aquellas que no son palabras,
Han desnudado en madrugada,
Los alientos ahogados,
De un sueño inquieto, de dos años sin pausas,
Y es que ya no hay príncipes que cabalgaran,
Lejanas tierras, en combates de corcel,
Y de aceradas armaduras plateadas.
Tus susurros... suenan como violines,
En la latitud de mis escuchas,
Y tus sonrisas... son como olas despertadas,
En un mar, de inquietudes lejanas;
Pero tu semblante... tu semblante y tus 38 razones,
Testamentan un conjuro secreto,
Que heredan una paz de frases calmadas...
...te quiero, te deseo..., te añoro... y no poder decirlo,
Porque en el mundo aquel donde no existen palabras,
Se ha inventado un recurso...
Que es el amarte en secreto.
He hablado de tus labios, de tus razones,
Y aún de tu piel tan blanca,
Y jamás has dejado al descubierto,
Lo que tu paz llena en mi alma;
Te voy a pedir un poco más de tiempo...
Tiempo para seguir mirando tus senos,
Tus caderas y tu piel tan blanca,
Tiempo para seguir enamorado,
De tus dulces cabellos, y de tu rostro, que es una infamia,
Infamia que le restriega a la Venus,
Lo cruel que es la naturaleza,
De hallar en la tierra...
A otra que sin serlo... esta tan igual de endiosada.
Voy a contarte un secreto...
Y espero que no se lo digas a nadie...
No necesito decirte que te amo,
Si en mi mirarte de cada mirada... acaricio tu alma,
Como dulce secreto...
Que en mi cuerpo, enciende una llama.